Maternidad

Un padre de los de antes

Los padres de ahora no son como los de antes, al menos esa es mi opinión y no la voy a cambiar… pero de eso, ya hablaremos otro día.

* * *

Mi padre es un hombre de pueblo. Cariñoso a su manera, muy trabajador y de pocas palabras aunque en casa siempre ha sido el «poli bueno». Mi madre en cambio siempre ha sido la «poli mala». Ella ha sido y es mi amiga y mi peor pesadilla porque a veces creía que me vigilaba con ese sexto sentido que tienen las mujeres. Recuerdo que le confesaba todos mis temores y a veces también me metía parte de los suyos.

Con mi padre hablaba poco, al menos no recuerdo eso de lo que tanto se habla, el vínculo. De hecho había veces que no entendía su mal humor o ese enfado permanente con el mundo. Con el tiempo me he dado cuenta que la vida adulta no es fácil y ya me sé la historia.
A lo que iba…

Papá, no creo que leas esto en tu vida pero gracias siempre por contarme aquellos cuentos cortos como «esteee es el cuento del gallo pelao, que nunca se acaba y ya se acabaoooo!» o el otro mítico «Manta a la loma». Supongo que serían cuentos del pueblo, de esos de risa fácil o de humor andaluz, que a veces le digo.

un-padre

Gracias por enseñarme a quejarme y a decir palabrotas. Creo que es un gran legado de nuestra cultura y a día de hoy, no quiero perderlo tan fácilmente.

Gracias por enseñarme que la vida es dura y en ocasiones una mierda pero que de todo se sale y que hay que seguir luchando, ya no por los demás sino por uno mismo.

Gracias por hacerme ver que la gente me tiene que importar tres pitos sino veinte. Que cada uno tiene que ser feliz con lo que tiene y que quién quiere algo, algo le cuesta. Sé que tu generación tuvo muchas piedras en el camino pero también tuvo la fuerza de arrancarlas y tirarlas al río por narices. El perdón no es una palabra fácil y la cabezonería es la marca de la casa.


Confieso que cada vez que camino por el pueblo que te vio nacer, sigo mirando al suelo buscando a aquel niño que debería correr por aquellas calles con aquellas alpargatas. El penúltimo de 5 hermanos que tuvo que trabajar desde pequeño y que perdió a su madre demasiado joven. A veces me pongo en tu piel y me entran escalofríos pensando en esa posguerra profunda donde los adultos no tenían ni voz ni voto, y mucho menos los niños.


Mi padre. Aquel que no suelta un beso ni que lo maten y que con los años se ha vuelto más dulce que en toda mi santa vida.

Gracias por las noches viendo la tele en la cama y por ponerme los dibujos cuando tocaba. Gracias por comprarme algún huevo kinder o invitarme a un helado cada vez que bajaba al centro y llegaba la hora del vermut. Gracias también por dejar de fumar y bajarme la luna cada vez que abría la boca para pedir algo (porque eso se me ha dado siempre bien, que para eso son la pequeña de la familia). 


Confieso que mi padre es una especie en extinción, un personaje que bien podría haber sido artista o abogado del diablo pero se quedó en mi padre, el único que podía tener. Aquel que se fue a otra tierra por amor y en busca de un futuro mejor para sus hijos. Sólo por eso, te lo perdono todo. Hubiese preferido que el trabajo no te hubiese pesado tanto en las espaldas pero no he podido darte tregua. Espero algún día poder devolverte el sol y la luna. 

Recuerdo que hace unos años me preguntaban ¿qué cosas de mi padre me gustaría transmitir a mis hijos? Sin ninguna duda contesté «el amor por la vida sencilla, por la naturaleza y la tierra».

Resumiendo diré que nunca olvidaré los documentales que nos tragábamos cada tarde en La2, ni tampoco olvidaré cómo llegaron el resto de animales de compañía a mi casa. Cómo le gustaba hacerme rabiar preguntándome «¿te gustan los grillos?»… (con el tiempo creo que sí, he acabado grillada).



Gracias papá por tantas pequeñas cosas que me has enseñado sin darte cuenta.

Me quedo con las palabrotas más suaves y con esa risa que sueltas cada vez que cuentas el mismo chiste de la abuela y las nueces.

 

Madre de dos fieras. Risueña y soñadora. Gracias a mis hijos estoy aquí y gracias a vosotras sigo escribiendo. Así que hasta aquí puedo leer que las bios no son lo mío. ¿Te ha gustado el post? ¡tú comenta lo que quieras que yo prometo contestar! Si te apetece comparte ¡así me ayudas a llegar a más gente! Que tengas un feliz día ;)

4 Comments

Leave a Reply

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *