Maternidad

Será la última vez que callo ante el maltrato infantil

Lo prometo.

Será la última vez que veo una ostia y no reacciono a tiempo. No, a mi de momento no me han pegado, pero quizás mañana me tengo que pelear con alguna madre o padre violento. Ya hubo una vez que en el parque me quedé con muy mal cuerpo y el domingo me volvió a pasar.

Sin ir más lejos, el domingo nos fuimos de excursión por el bosque, todo era perfecto: árboles gigantes, hojas secas, setas, un riachuelo… hasta que de repente nos chocamos con una escena.

Un niño de unos 10 años, preso de un ataque de pánico al ver un perrito diminuto, empezó a chillar y llorar…

«¡Es que me daaaa mieeeeedo!»

 

 

Sabéis ese momento en el que el miedo se apodera de ti, sin poder hacer nada? Ese momento en el que por mucho que intentas ser valiente ¿te cagas encima? Claro, la escena era de risa porque el perro os digo que levantaba un palmo del suelo pero a aquel niño no le hacía ni puta gracia.

Miramos al niño, esquivamos a su familia y seguimos caminando cuando de repente se oyó una hostia.

«Toma. Te doy una ostia porque hoy me tienes hasta las narices» dijo la madre.

Tú imagina. Nosotros seguimos caminando, ni mi maromo ni yo comentamos la jugada aunque la vimos. Las fieras tampoco se percataron de nada así que seguimos camindando.

Más tarde, cuando llegamos al final de la excursión, el maromo me comentó los hechos.

«¿Tú te crees? Algo te da miedo y tu madre va y ¡te pega una ostia!» dijo.

¡Qué falta de empatía! De verdad que no vi una palabra de consuelo por parte de la familia de aquel niño. Me pareció alucinante…

Cómo puede ser que ante algo que te da pánico, tu madre reaccione pegándote… (no sé si para liberar sus nervios o para hacer a su hijo más valiente). Seguro que la próxima vez que vea un chucho, el niño se lo pensará dos veces antes de ponerse a llorar… aunque no sé qué pasará si un día ve a un pedazo dóberman.

No sé, después de aquella escena me dije una cosa a mi misma.

Debo ser más rápida, debo pensar una respuesta, pero la próxima vez que vea una escena de ese calibre, no creo que me vuelva a callar. Aquello era maltrato infantil en toda regla, no había justificación.

No me lo perdonaré porque llega un punto que sí, que cada uno críe como le de la gana pero aquella escena no tenía ni pies, ni cabeza.

Una ostia no es la solución y el silencio no es una opción.

 

¿Alguna vez has vivido algo similar? ¿Has dado alguna respuesta?

[wp_ad_camp_2]

Madre de dos fieras. Risueña y soñadora. Gracias a mis hijos estoy aquí y gracias a vosotras sigo escribiendo. Así que hasta aquí puedo leer que las bios no son lo mío. ¿Te ha gustado el post? ¡tú comenta lo que quieras que yo prometo contestar! Si te apetece comparte ¡así me ayudas a llegar a más gente! Que tengas un feliz día ;)

2 Comments

  • Isabel

    Me ha pasado y me ha sido imposible callarme. Una vez, casi me dan a mí también. Pero me da igual. Es puro instinto, no puedo evitarlo. Y no sólo golpes físicos, golpes verbales también. Mi marido siempre me dice que algún día tendrá que ir a recogerme al calabozo porque me meto donde no me llaman a lo que yo le contesto siempre, que un niño sufriendo injustamente es llamarme a gritos a tomar partido. Venga de donde venga el sufrimiento. Y a tomar viento 😉

    • batmami

      Pues mira, yo me muerdo la lengua muchas veces pero el otro día, con esta escena… me dio por pensar en el tema. Si nosotras como madres, vemos algo así y no reaccionamos, creo que vamos mal. No creo que sea un asunto de familia, sino que va más allá. Tú marido tiene razón pero es que hay situaciones tan chungas que es inevitable no decir nada. Eres mi musa! las injusticias y el sufrimiento, lejos!!!
      un abrazo guapa!

Leave a Reply

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *