Diario de Embarazo

Segundo parto: la llegada de laSanta (Parte II)

La familia y los amigos se quedaron muy locos cuando vieron que estaba de parto y que era yo la que estaba enviando whatsapp en el grupo.

Lo cierto es que me encontraba genial, había roto bolsa pero no tenía contracciones fuertes y de hecho no tuve contracciones hasta más o menos las 5 de la tarde. Recuerdo que me trajeron la comida y mientras en casa de mis padres me esperaban para la paella, yo estaba comiendo un menú sin sal de enferma total (con el hambre que tenía!). Mandé al pater a buscar un bocata de fuet a un bar de al lado del hospital y aún recuerdo la cara de la comadrona cuando me vio con el bocatón. En aquel momento me acordé de mi abuela que la pobre siempre comía un montón (por lo que pudiera pasar, que el segundo parto no me cogiera con el estómago vacío). 

Mi comadrona se llamaba Marta y era una mujer encantadora de unos 50 años, molt catalana y muy delicada. Recuerdo que le pregunté mil cosas que no aprendí durante mi primer parto y le dije que por favor, se tomara el tiempo para explicarme las cosas porque esta vez, aunque ya sabía a lo que iba, quería estar plenamente informada. No pude evitar relatarle mi primer parto y mi experiencia con la dichosa epidural. Quise también que me enseñara el tema de los pujos porque no había ido a clases de preparto (en el segundo embarazo sí que quise ir pero nadie me insinuó ir a un curso siendo madre de segundas).

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La dilatación seguía su curso y poco a poco las contracciones empezaron a ser más fuertes pero yo quería aguantar todo aquello sin epidural por el mal rato que pasé durante el primer parto. Quería intentarlo esta vez, sentir que controlaba mi cuerpo plenamente y entonces empecé a hablar con Marta.

«Verás es que en mi primer parto no noté absolutamente nada. Cuando me decían que empujara tuve que hacer un esfuerzo sobrehumano para centrar mis fuerzas en la zona X porque la epidural fue tan fuerte que no sentía nada de nada. Me tuvieron 8 horas interminables haciendo un trabajo de parto con unas contracciones durísimas que no podía soportar y noté como mi cuerpo se fue abriendo hasta que finalmente me pusieron la epidural y el dolor desapareció de forma automática pero con él también se fue toda la sensibilidad. Durante el expulsivo de una hora, casi me acaban sacando al niño con ventosa porque era incapaz de centrar la fuerza y finalmente, tras realizarme la maniobra de Kristeller en la que yo parecía la cama elástica del ginecólogo y mucho control mental, el niño llegó con aguas teñidas y luego se cagó en su santa madre 3 veces después de nacer».

Aquella mujer me miraba alucinada cuando le expliqué todo aquello y que la comadrona que me atendió en su día me soltó un «chica, es que estás aquí de parto! hay que hacer el trabajo de parto y hay que sufrir un poquito» (como si yo fuera la cosa más floja del mundo).

Aún habiendo parido en el mismo hospital, el equipo que me tocó con laSanta tuvo un tacto exquisito. Yo pensé que con elFiera había ido todo bien pero después de tener el parto de laSanta me di cuenta que estaba totalmente equivocada. A pesar de haber hecho plan de parto con el primero, sentí que no se me respetó ni se me informó. Aquella noche éramos muchas pariendo y con laSanta no había casi gente. Llegué a la conclusión que con el fiera pagué la novatada y que había prisa por parir (total luego me dejaron 2 horas en sala de partos porque no había habitación y casi me quedo helada). 

Marta me dijo que podían ponerme la epidural en cualquier momento. Que en un parto no se tenía que sufrir tantas horas y más con los avances que había y que ella estaba allí para que estuviese bien. Se tomó su tiempo para hacerme el seguimiento durante toda la tarde hasta que me propuso ponerme muy baja la oxitocina para accelerar un poco y ponerme la epi de forma simultánea o bien sólo oxitocina. Quise probar a aguantar con oxitocina pero al rato no podía aguantar los dolores de las contracciones y me puse a llorar.

«Marta no puedo soportar este dolor. Quería parir sin epidural pero no lo soporto me duele un montón la parte derecha del viente. Noto una presión brutal. Quiero la epidural!»

Serían las 6 de la tarde. El segundo parto corto, lo que se dice corto… no fue!

(Continuará...)

LEE LA PRIMERA PARTE, AQUÍ

Madre de dos fieras. Risueña y soñadora. Gracias a mis hijos estoy aquí y gracias a vosotras sigo escribiendo. Así que hasta aquí puedo leer que las bios no son lo mío. ¿Te ha gustado el post? ¡tú comenta lo que quieras que yo prometo contestar! Si te apetece comparte ¡así me ayudas a llegar a más gente! Que tengas un feliz día ;)

3 Comments

  • Clara Ingeniera

    La verdad es que no entiendo porque no fuiste a clases de preparación al parto. En las mías hay como 3 o 4 chicas que es su segundo y están ahí porque quieren refrescar conocimientos y tan bienvenidas!!!
    Un beso

    • batmami

      pues nena, no me dijeron ni mu! Y entre pitos y flautas a mi se me pasó porque pensé que me lo preguntarían. Cuando lo hice, ya era demasiado tarde! por suerte los pujos salieron perfectos 🙂 besos!

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