Maternidad

Rabietas de los 2 años ¿cómo gestionarlas? ¡Te cuento mi experiencia!

Hoy el post va de rabietas de los 2 años y es que aunque no soy pedagoga, ni profesora sí que soy madre de dos fieras y creo que algo sé del tema.

Lo que quiero decir que hablo desde mi experiencia, desde lo que veo, aprendo o leo… Quizás os puede interesar, funcionar o vosotras usáis otros métodos que ya os van bien. En su día ya hablé de rabietas pero lo hice desde la desesperación 😛 así que hoy os aviso que el post es laaaargo porque no quería hacer dos partes y si os puede ayudar ¡perfecto!… quién dice rabietas de los 2 años, también dice de los 3, los 4 y los 5 años….

Rabietas de los 2 años o la aDOSlescencia

Nos pasa a las madres que no nos acostumbramos a ver crecer a nuestros hijos y ellos van por libre y a la velocidad del rayo. Cuando te vienes a dar cuenta pasas de tener un bebito casi inmóvil risueño a tener un miniser dando vueltas por casa, sacando todo de los armarios y diciendo «NO».

Para nosotras es complicado aceptar ese cambio, esa autonomía creciente que nos demuestra una y otra vez que ellos están aquí para volar, descubrir el mundo y ser ellos mismos. Lo que tú les digas, NO lo quieren oír porque ese espíritu de descubrirlo todo pesa más que nuestro miedo o nuestras constantes prohibiciones.

rabietas de los 2 años

A veces entramos en bucle: NONONO! Pueden pasar dos cosas: que nos dediquemos a no dejarlos respirar y prohibirlo todo a cada paso o bien pasemos tresmil de pautar un poco. Ni una cosa, ni otra, al menos creo que los extremos no funcionan.

Normalmente me encuentro con madres que corren detrás de los hijos sin que haya un «peligro» claro y esa sensación no debe ser muy buena. Imagina que tienes una sombra todo el día que te está siguiendo a todas partes. Podemos acompañar a nuestros hijos e ir con cuidado siempre manteniendo unas distancias y dejándolos interactuar con otros niños o adultos.

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Consejos para rabietas de los 2 (¡y suma y sigue!)

Las rabietas se dan en momentos puntuales. Son esos momentos en que tu hijo se encuentra medio poseído y no hay manera de que atienda a razones. Se puede pasar media hora llorando, tirarse por el suelo o incluso gritar como un loco. Normalmente son a causa del cansancio y también a causa de la frustración por alguna cosa puntual. Nosotras debemos ayudarlos a canalizarla y entender que es una cosa normal y que forma parte de la evolución de nuestros bebés. También se dan en días en los que nosotras estamos del revés porque cualquier situación nos puede llevar al límite, no somos robots, ni somos las peores madres del mundo. Todos tenemos días mejores y peores pero también depende de nosotras!

En mi caso, muchas veces las he evitado sobre todo yendo por la calle. Si por ejemplo, mi hijo me la monta cada vez que voy a una juguetería porque quiere comprar algo, evito ir a esa juguetería con mi hijo. Otro caso, si sé que por ejemplo le alteran muchos los cambios horarios o que venga gente a casa a determinadas horas, evito quedar con gente. Hay niños que necesitan una rutina para poder seguir su ritmo y hay otros niños que los cambios nos les afectan casi. Con esto no quiero decir que no hagas nada porque tu hijo se altera, sino que debéis saber que cada día tiene unas horas, y hay algunas horas que son sagradas para determinados hábitos. Por poner otro ejemplo,  si se le pasa la hora del sueño es probable que no se vaya a dormir hasta más tarde. Si le das de comer más tarde, quizás tenga sueño y no coma… Todo suma en este caso para que el niño se gire y tengamos una rabieta.

Sea como sea, os explico algunas cosillas que a mi me han funcionado para las rabietas de los 2 años y así en general, pero con 3 y con 4 también hay rabietas buenas… de hecho hay gente que las tiene toooda la vida 😉

No gritar: Gritar es una buena forma de liberar tus nervios o frustración pero no es lo mejor para conectar con tu hijo, así que mejor que no grites. Habla de forma pausada, mirando a los ojos e intentando comprender por qué ha sucedido esa rabieta en concreto.

Desvía la atención: A veces es más fácil desviar la atención de nuestras fieras hacía otro lugar. Estamos en el parque y tu hijo le quita la pala a otro niño. Para evitar más conflictos podemos llevarnos a nuestro hijo a otra parte y hablarle de otra cosa distinta. Siempre hay que dar opciones a las fieras, si por ejemplo, le han quitado la pelota le podemos dar otro juguete o sino plantearle un juego nuevo.

Un abrazo: Nuestros hijos aunque tienen 2 años siguen siendo bebés así que intenta aliviarlo y comprenderlo con contacto físico. Un abrazo y un beso, a veces son más reconfortantes que otra cosa. Es importante que nuestras fieras se sientan queridas, a veces no exteriorizamos nuestros sentimientos con un te quiero o un beso y debe quedar claro que aunque ponemos límites, también seguimos queriéndolos…. no sé si me explico!  Lo del contacto físico puede funcionar en los primeros años, más mayores hay que darles un tiempo y después de la tormenta, cuando se rebaje la ira, buscar el abrazo.

Hermano mayor: Ser hermano mayor también cuenta. La llegada de un bebé es un acontecimiento lo suficientemente importante para ser más sensible a rabietas. Intenta comprender y explicar esta nueva situación aportando una dosis extra de mimos y atención.

Cuenta las veces que dices NO: Quizás te estás quejando de la cantidad de veces que tu hijo te dice que NO al día. ¿Pero has contado las veces tu TÚ dices NO? Cuéntalas! Quizás te sorprendes de la cantidad de veces que se lo dices sin darte cuenta. Te recomiendo que hagas este ejercicio e intentes usar el NO solamente cuando sea muy importante. A veces caes en eso de no toques ahí, no pintes eso, no te manches, no subas por ahí, no grites… Si estás todo el día prohibiendo llegará un punto que tu hijo pasará de ti y entrará en modo automático sin hacerte caso a nada. Si dices que NO sé consecuente pero dilo pocas veces.

Una etapa con cambios constantes: Con los dos años y en muchos casos nuestros bebés dejan el chupete, la cuna, dormirán solos, empiezan guarde, etc. Hay una sucesión de cambios que son parte de su evolución pero hay que hacerlos de forma pausada. No tengáis prisa por verlos crecer!

Sobre la incomprensión y la conexión: Nuestros bebés no están preparados para hablarnos de sus sentimientos así que lo mejor que puedes hacer es intentar comprender, negociar y explicar las cosas. Es agotador pero es necesario, de ahí forjarás las bases para un futuro. Paciencia! Hay padres que optan por no hablar en diferentes situaciones de conflicto y creo que es un error. Para mi es importante poner palabras a los sentimientos de nuestros hijos y más en edades tan tempranas.

«¿Por qué te has enfadado? ¿Estás un poco cansado? Mira ahora vamos a hacer otra cosa, nos podemos ir a casa y jugamos en la bañera!».

Más vale intentar conectar una vez el niño haya descargado o llorado, hay veces que si estamos receptivas veremos que son rabietas muy lights y otras veces tendremos que dejar pasar un tiempo para que los pequeños nos escuchen. A mi siempre me ha funcionado eso de mirarlo a los ojos, agacharte y mirar a tus hijos, mirarlos desde tu altura… así es como hablamos en esta casa.

Frenar la agresividad: En ocasiones los niños pueden pegarnos o tirarse al suelo como unos locos. Alguna vez me ha pasado y lo que he hecho ha sido coger a la criatura y llevarla a un lugar alejado de la gente y tranquilo para sentarme con él y hablar. En ese momento se para el tiempo, no hay reloj. Las prisas a veces no son las mejores compañeras para calmar una rabieta de las fuertes así que ármate de paciencia. Si estoy en casa, me he alejado y he esperado que se calmara la situación para cogerlo en brazos.

No le pegues: No es lo mismo que tu hijo intente meter unas tijeras en un enchufe que quiera coger una cosa de una tienda. Pegar no es la solución, al menos para mi. Recuerdo que las veces que quizás me he violentado más han sido a la hora de cruzar la calle porque mi hijo nunca quería darme la mano. Siempre caminábamos uno al lado del otro pero aún recuerdo tener que salir corriendo con laSanta detrás del niño porque temía a que cruzara solo. Siempre me retaba o me ponía al límite pero siempre he intentado hacerme la enfadada para hacerle ver que eso no estaba bien o lo cogía de la mano aunque no quisiera. Las miradas a veces hablan más que los cachetes.

Respeta su libertad: Tu hijo debe aprender donde están los límites y para mi es esencial dejarlo en espacios abiertos y explicarle hasta donde puede llegar. Repito, son pequeños pero no son tontos. Con pequeños gestos podemos darle más autonomía y potenciar mil habilidades en ellos. Hay que dejarlos trepar, bajar, subir, correr… los niños necesitan movimiento y quemar energía así que si a ti te da miedo subir a una torre, a tu hijo le puede encantar escalar así que déjalo que sea el mismo.

Controla tus nervios: En plena rabieta olvídate del mundo. Da igual que te miren por la calle, normalmente hay más posibilidades que tu hijo la líe en la calle. Olvida todo y céntrate en controlar tu carácter. También te lo digo para situaciones que se dan en casa que casi siempre son peores porque ahí nadie te ve y puedes perder los papeles más rápidamente. Ponte en su lugar e intenta comprenderlo.

Yo y Tú: Deberás comprender que en esta etapa tu hijo querrá que sepas que él es él. Es decir, hasta ahora tu podías ir haciendo tu vida y él podía seguirte la corriente pero a partir de los dos e incluso antes, tu hijo se descubre como un ser independiente en el mundo. Él irá descubriendo su día a día, gracias a que podrá caminar, correr, tocar, explorar e irá configurando todo lo que va aprendiendo. No te dice que NO porque le da la gana, sino porque quiere decirte que él tiene una opinión distinta a la tuya, está reafirmando su YO.

Pasa tiempo con tu hijo: La mejor forma de controlar todos estos momentos es dando a tu hijo una atención plena. Con ello no estoy hablando del famoso tiempo de calidad, aunque también podría ser. Me refiero a que si estás jugando con tu hijo, juega con él plenamente, sin mirar el móvil, sin estar pendiente de lo que viene después. Sé que siendo madres siempre tenemos mil cosas en la cabeza pero pasar tiempo con tu hijo, llevarlo en brazos, hablarle, achucharlo y quererlo ayuda mucho a controlar y evitar las rabietas.

Recuerda que no somos robots y que hay días mejores y otros peores. Si ves que no llegas a todo, pide ayuda, intenta desconectar y descansar para encontrar tu momento durante el día o durante la semana. Hay libros súper interesantes como el de Álvaro Bilbao «El cerebro del niño explicado a los padres»  o Disciplina sin lágrimas que os pueden ayudar a entender un poco a las fieras y que os los recomiendo!

¿Y vosotras tenéis algún truco especial para conectar con vuestras fieras?

¿Os habéis visto desbordadas en alguna rabieta?

Otros posts:

Los terribles 3 años y las rabietas ¡quién dijo miedo!

Madres primerizas (desesperadas) y San Google

Madre de dos fieras. Risueña y soñadora. Gracias a mis hijos estoy aquí y gracias a vosotras sigo escribiendo. Así que hasta aquí puedo leer que las bios no son lo mío. ¿Te ha gustado el post? ¡tú comenta lo que quieras que yo prometo contestar! Si te apetece comparte ¡así me ayudas a llegar a más gente! Que tengas un feliz día ;)

7 Comments

  • Mamá Puñetera

    Grandes consejos! sin duda para tener muy en cuenta, y conste que lo intento, pero hay veces que es inevitable perder la calma… Igual son las hormonas del embarazo que me tienen loca perdida, pero últimamente tengo menos paciencia y no me mola 🙁

    • batmami

      Mujer es normal! Cuando estás embarazada todo cambia y es casi incontrolable pero si ya te lo notas, buena señal! Te recomiendo que en momentos de estrés, pases la pelota al padre porque al fin y al cabo es el que te salvará sí o sí cuando tengas a la otra criatura! Fácil no es, pero tampoco es un drama! Muchos ánimos guapa! Tú puedes!!!

  • Almudena

    Estoy de acuerdo en casi todo lo que nos comentas ….. ¡pero es tan difícil ponerlo en práctica!!!!!. Sobre todo ,como es mi caso ,y las rabietas se repiten varias veces al dia?

    • batmami

      Es agotador porque tenemos que negociar varias veces al día y al final tiras la toalla por agotamiento. Te diría que pases la pelota a tu compañero porque las fieras siempre cargan con la mamma! Al menos en casa me pasa, será porque estamos más horas juntas! Cuando la cosa se pone muy fea, intento romper con una actividad completamente distinta. Ver una peli, jugar a algo nuevo, poner música y bailar, etc. Eso si estoy en casa, si estoy en la calle, me toca apechugar de la mejor manera… Ayyyyy! Muchos ánimos guapa!

  • Irene MoRe

    Yo, después del segundo, he aprendido que depende más del niño que de las técnicas. Con el mayor, que ya ha cumplido 5 años, seguimos con las rabietas, y no hay nada que funcione. A ver, sí. el ignorarle. pero al cabo del día podemos pasar por 10 ó 15 rabietas intensas que agotan, por mucho que las ignores (y llegada la 8ª es difícil ignorarlas, te lo aseguro)
    Con el pequeño es mucho más fácil, tiene carácter, y unas rabietas de aúpa, pero es muy fácil conseguir que se le pasen.
    Un besazo y ánimo.

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