Entrada sin título: ¿el trabajo desde que soy madre?

¿Qué?

¿Pero es que las madres dejan de trabajar algún día de su vida?

Hace tiempo que no hablo de mi, y esta entrada estaba en borrador pero toca publicarla.

Hoy os quería comentar un poco cómo ha sido mi historia, mi maternidad, mi decisión, mi renuncia (o no), mi crianza, mi vida…

Cuando decidí ser madre, ya escribí un poco sobre ello… ¿las madres renunciamos?

Sí, algunas sí. Pero renunciamos con cabeza, a veces queriendo y otras sin querer. Aunque con el tiempo ya no lo veo tanto como una renuncia, sino como una decisión bajo una escala de valores. Para mi la maternidad estaba por encima de todo, yo quise criar a mis hijos. Quise criar con un marido que tenía un sueldo fijo, claro está (aunque hay gente que aún no sabe cómo me lo monto con un sueldo).

Si hubiese sido madre soltera, hubiese sido otra cosa.

En 2012, cogí la baja en el trabajo con seis meses de embarazo. Tenía la espalda KO y mi trabajo en aquel momento no era la releche.

A partir de ese momento, me centré en mi barriga y en preparar el nido. Antes de quedarme embarazada ya habíamos decidido que me dedicaría a la crianza exclusiva de mi bebé. En aquellos días, en el segundo trimestre, decidí abrir este blog para contar mis preñimovidas sin más pretensión.

Finalmente, mi culo inquieto también se lio la manta con otro proyecto familiar. Con todo, descubrí un nuevo mundo de luz y de color: blogs, redes sociales, tiendas, marketing online, publicidad, colaboraciones, … a mi todo esto me venía de nuevas pero me gustaba mogollón! Ver a mamis emprendedoras, proyectos que despegaban, libros que se editaban me encantaba… me enganché a seguir esos proyectos tan bonitos que iban surgiendo.

Mientras criaba a mi primera criatura, explotó el mundo de la blogosfera maternal. Había blogs anteriores, pero la creación de una comunidad para madres y luego otra comunidad para malasmadres incrementó a saco el mundo de los blogs, de la maternidad en las redes, de las caras de la maternidad, de-to-do!

Y ahí seguíamos con el blog, alimentando a bestia, yendo a eventos, colaborando puntualmente con marcas, más que nada intercambio de producto, porque las colaboraciones remuneradas llegaron con mi segunda crianza. Para mi estar en casa con mis hijos era un lujo pero también una trabajo de alta intensidad emocional que me dejaba exhausta. A veces también me sentía como cuenta Isa de Mirando desde tu altura.

Con todo, me di de alta como autónoma, aprovechando la tarifa plana que en aquel momento era 6 meses y que tenía una ayuda por la nena. Las cuotas como autónoma se hacían llevaderas, y como siempre digo, esto de ser autónoma me llegó casi por sorpresa, una historia que se va repitiendo a medida que hablo con otras mujeres de mi entorno blogger.

Pagué la novatada de contratar a un gestor que lejos de guiarme, me asesoró poco. Pero eso ya es otra historia, ser legal en este país cuesta, para empezar darte de alta y conocer las bonificaciones por ser madre es un drama. Además, si hablamos de un sector de los blogs, sumando influencers y demás ya ni te cuento.

No hay una única forma de ser autónoma, ni puedes tener todos los huevos en una misma cesta, así que te tocará trabajar duro para conseguir tus objetivos. En este país se lleva eso de ser asalariada o funcionaria. Todo esto lo digo porque parece que esto de escribir, hacerse fotos y buscar un diálogo para conversar en redes sociales no siempre es tan fácil como parece. En mi caso llevar un blog de hobby a profesión es una carrera de fondo y a veces hay daños colaterales que nadie te cuenta. Nadar y guardar la ropa, no dejar nunca de aprender e proyectar lo que eres. Las redes pueden ser un blackmirror muy chungo.

Lo que más me ha costado ha sido definir mis tarifas para el blog, valorar mi trabajo, contabilizar mi tiempo sin pillarme los dedos, coordinar publicaciones, contestar mail eternos y negociar, no solapar marcas, hablar de cosas reales, cobrar lo que me deben y no perder el norte. El sector es competitivo no os lo voy a negar, como todos… Esto de ser blogger es guay… y cada una es dueña de su jardín.

Así que a día de hoy toca enfrentarse al mercado laboral que tanto quiere a las madres y que se olvida de horarios conciliadores. Ahora entiendo porque hay mujeres que se montan su propio negocio, te das cuenta que la realidad es bastante dura. Existe poca flexibilidad en horarios así que toca moverse y decidir cosas como Peineta.

Una de las cosas que mejor me ha venido ha sido conocer a Claudia de The Braveliving y también a otras grandes como Hana Kanjaa y Laura Ribas. Tres mujeres inspiradoras con mucho power y unos vídeos brutales.

Tener un blog me ha aportado muchas cosas y aunque en alguna ocasión he pensado en cerrar el chiringuito, de momento no lo voy a hacer. Toca reinventarse, pero necesito más tiempo. Cerrar una etapa de crianza para iniciar otra es complicado porque considero que sigo siendo dependiente de mi zona de confort y que mis hijos me necesitan. Así que aunque hace una semana tenía muy claro buscar trabajo hoy creo que debería montarme algo. La semana que viene pensaré que es mejor trabajar fuera de casa que dentro. Pasado un mes te diré que todo llega y que lo de hoy no tiene importancia.

En fin, sin ir más lejos…

hoy he dejado a mi hija de 3 años en el cole porque se va por primera vez de colonias. Si hace unos días me hubiesen dado el trabajo que buscaba… Hoy no la hubiese podido acompañar al bus, ni haber dejado la maleta. Para mi escuchar de su boca ese «maaaamiiiiii!» con cara de felicidad al despedirse, tiene el precio de ser autónoma en este país que tan pocas facilidades ofrece. Tiene el precio de llevar una vida más sencilla con un sueldo, de hacer malabares y lanzarte a la piscina sin que haya mucha agua.

Cada madre es un mundo y vive su maternidad de una forma. En mi caso me imaginaba cambios pero no tantos. No soy la misma, no pienso igual, mis valores han cambiado, mi manera de ver las cosas se ha visto simplificada… El otro día completando una entrevista para un proyecto de una colega instagramer me topé con la pregunta…

¿qué ha cambiado en tus expectativas como madre? ¿Cómo? ¿Cuan diferente ha resultado ser tu realidad como mamá?

Ser madre ha superado mis expectativas. Ha sido una carrera de fondo en el que he sufrido una mamamorfosis profunda. Ya no soy la misma que antes, ni quiero serlo. No esperaba que fuera un proceso tan duro, tan íntimo, ni que requiriera tanta paciencia y tanto amor. ?A día de hoy, hablar de mi familia y mis hijos, me remueve bastante porque creo que he dado más de lo que podía y con el tiempo he visto que ha habido un desequilibrio importante. 

¿Te ha pasado lo mismo? ¿Sientes esa mamamorfosis?

Pues no estás sola… Un abrazo!